lunes, 20 de marzo de 2017

Crecer

Irse lejos, dejar la zona de confort, arriesgarse a nuevas cosas, nuevos desafíos, en pocas, pero precisas palabras, CRECER. ¿Por qué será que a las personas nos cuesta tanto pensar en crecer? ¿Será porque nos da miedo ser independientes? ¿Madurar? ¿O Porque en realidad cuando crecemos cambiamos? Sí, cambia el entorno, pero en realidad el que cambia de forma más radical es uno. Pienso que ese miedo que tenemos a crecer es un concepto que no está del todo acertado, no tenemos miedo a crecer, tenemos miedo a cambiar, a dejar lo que somos para convertirnos en lo que queremos ser, o, muchas veces, en los que quieren que seamos, y ahí está el mayor de los problemas: vivimos pretendiendo ser todo lo que el resto espera, y cuando nos queremos dar cuenta somos producto de las expectativas de otro y no de las nuestras. En el momento en el que nos decidimos a hacer las cosas para nuestra propia satisfacción, él miedo no desaparece (porque no es una emoción manipulable), pero se reduce, porque el cambio pasa a ser propio, para uno y no para el resto y toda esa mochila de prejuicios y expectativas ajenas desaparece, y no queda más que el desafío y los deseos de uno mismo de cambiar, de CRECER.

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