viernes, 24 de marzo de 2017

24 de Marzo, Día Nacional de la Memoria por la Verdad y la Justicia

El 2 de agosto de 2002, el Congreso de la Nación Argentina dictó la ley 25.633, creando el Día Nacional de la Memoria por la Verdad y la Justicia con el fin de conmemorar a las víctimas de este suceso.
Como todos sabemos, (por haberlo estudiado en el colegio, por alguien que nos contó, o por haberlo vivenciado), en la madrugada de ese día en el año 1976, superiores de las Fuerzas Armadas tomaron el poder a través de un golpe de Estado derrocando al gobierno constitucional de Isabel Perón; de esta forma, comenzó una dictadura cívico-militar que duraría hasta  1983. Entre los años en que duró esta dictadura, miles de personas fueron desaparecidas, se realizaron un centenar de secuestros, privaciones ilegítimas de libertad, torturas en centros clandestinos de detención, apropiación de nacidos en estos centros y exilios forzados de miles de argentinos.
Este es un día que genera mucha política, están quienes vivieron estos hechos (que tienen visiones diferentes de lo sucedido), quienes, como yo, lo hemos estudiado como materia del plan de estudios, quienes han escuchado relatos de tortura y también quienes dicen tener “la otra campana” de la historia.
En este post no voy a abrir debate sobre la ideología que tenga cada uno, porque la comparta o no, es respetable, y yo no estoy capacitada para hacerlo.
Lo único que voy a decir, desde mi humilde lugar de ciudadana de la Nación Argentina y estudiante, es que se tenga el pensamiento que se tenga, quienes crean que “fue una guerra entre bandos”, quienes piensen que resultó “el suceso más deshumano” que enfrento nuestro país, me dirija a quien me dirija quiero hacer las siguientes preguntas para que entiendan a donde quiero llegar: ¿Es una realidad que la argentina en aquellas épocas se encontraba en un punto en el que algunos ciudadanos se encontraban perjudicados por otros? Sí, ¿Es cierto que aquel grupo de militares lograron corromper la dignidad humana, modificando nuestra historia, haciéndonos recordar la atrocidad que lograron con su “método”? Por supuesto que sí. Aclaro de nuevo, no abro debate a ideologías, pero en mi opinión  es una realidad, que aunque el país necesitara un orden, una organización nueva, éste no era el régimen, éste resultó completamente injustificable y repudiable. Igualmente como sabemos, hay mucha gente que abaló este “nuevo régimen”; entonces no me queda más que pensar que si hubiéramos tenido instituciones democráticas  fuertes y un sistema judicial independiente probablemente nada de esto hubiera ocurrido de tal forma.
Por todo esto, hoy no puede ser un día más, ningún 24 de marzo puede ser un día más en nuestras vidas. Es una fecha, para recordar, no solo para “disfrutar del feriado”. Tengamos MEMORIA de lo que años atrás tuvo que vivir nuestro país, y entre todos procuraremos que algo así nunca vuelva a pasar.

Como dijo una profesora de historia que tuve en el secundario, este suceso modificó el ADN de todo un país, y nosotros ahora somos los nuevos responsables de esta historia, somos parte de ese ADN modificado; por lo que hoy, más que nunca, tenemos el deber de cuidar nuestra dignidad humana, hacer valer nuestros derechos humanos y por sobre todas las cosas, NUNCA OLVIDAR.

martes, 21 de marzo de 2017

Decir

¿Por qué hoy en día muchas veces hablamos pero en realidad no decimos nada? Digo esto porque, a mi parecer, hablar no es sinónimo de decir. Nosotros podemos hablar, dar vueltas sobre lo mismo y hacernos los críticos cuando en realidad no decimos nada distinto ni hacemos propuestas nuevas.
Dejemos de hablar y empecemos a decir, que esta sociedad necesita más personas que digan, que expresen y sobre todo que sean críticas. Me cansa leer a quienes hablan sobre cosas de las que cree saber (algo que admito que me ha pasado), me cansa que nos conformemos, que hagamos parecer que todo está bien cuando en realidad siempre hay algo para modificar, algo para cuestionar. Vale aclarar que no estoy hablando de gente que tenga un punto de vista diferente, para nada. Todo pensamiento crítico, por más distinto que sea, es bienvenido, mientras tenga los fundamentos necesarios, o salga de la pura expresión propia. Ahora cuando escucho quienes a la primera información pretenden dar cátedra sobre temas o dicen estar seguros de lo que hablar, ahí es cuando me pongo a pensar y lo único que se me viene a la mente es pedir personas que las cuestionen y las hagan cuestionarse a ellas mismas, porque de eso se trata, de que juntos creemos una sociedad CRITICA, en la cual la conformidad no exista, porque existen tantas cosas para cambiar que nunca podemos quedarnos de brazos cruzados suponiendo tener todo bajo control. Así que eso, los invito a ser críticos, sobre todo con uno mismo, a DECIR, a no parar de decir, a expresarse y a no conformarse.


lunes, 20 de marzo de 2017

Dejarse

A veces cuesta mucho amar y dejarse amar, querer y dejarse querer; a veces cuesta mucho dejarse.
Cuando hablo de dejarse me refiero a: dejarse  llevar, dejarse ser, confiar en que las cosas suceden y las oportunidades aparecen por algo. Hay quienes creen en el destino, en que, como dice la frase, “todo pasa por algo”, otros que piensan que es fruto del esfuerzo y que simplemente las merecía. Sea como sea, se tenga el pensamiento que se tenga, las cosas PASAN y nosotros no podemos dejarlas ir.
Hay que buscar, apuntar a lo que uno quiere llegar, y también estar abierto a nuevas posibilidades, a nuevas propuestas que se presentan.
Muchas veces no podemos confiar en lo que sentimos, en lo que pensamos, solo en lo que creemos que es lo mejor, en lo que tiene “pinta” de ser correcto. Hay veces que lo mejor para uno, no es lo correcto para todos, que aquello que aparece repentinamente (y a veces no tanto) es lo mejor para ese momento, lo que necesitamos y  puede pasar que sea algo que no buscamos.

Dejemos de querer predecir todas nuestras acciones, de pensar tanto; es cierto, a veces la ansiedad, el perfeccionismo y el auto control, nos ganan. Pero creo que deberíamos empezar a sentir, a desear y a cumplir los deseos y no dejarlos solo como expectativas que en algún momento “mejor” cumpliremos. Cuando las oportunidades se acercan creo que tenemos que tomarlas, eso sí ver de qué forma las incorporamos porque una vez que las encontramos tenemos que dejarlas SER, pero aclaro las cosas no caen del cielo prácticamente nunca, las oportunidades, las metas hay que  buscarlas, no esperarlas; pero cuando llegan de forma repentina (sea fruto del esfuerzo, proveniente del destino, o como quieran llamarlo) es una señal, una oportunidad.

Crecer

Irse lejos, dejar la zona de confort, arriesgarse a nuevas cosas, nuevos desafíos, en pocas, pero precisas palabras, CRECER. ¿Por qué será que a las personas nos cuesta tanto pensar en crecer? ¿Será porque nos da miedo ser independientes? ¿Madurar? ¿O Porque en realidad cuando crecemos cambiamos? Sí, cambia el entorno, pero en realidad el que cambia de forma más radical es uno. Pienso que ese miedo que tenemos a crecer es un concepto que no está del todo acertado, no tenemos miedo a crecer, tenemos miedo a cambiar, a dejar lo que somos para convertirnos en lo que queremos ser, o, muchas veces, en los que quieren que seamos, y ahí está el mayor de los problemas: vivimos pretendiendo ser todo lo que el resto espera, y cuando nos queremos dar cuenta somos producto de las expectativas de otro y no de las nuestras. En el momento en el que nos decidimos a hacer las cosas para nuestra propia satisfacción, él miedo no desaparece (porque no es una emoción manipulable), pero se reduce, porque el cambio pasa a ser propio, para uno y no para el resto y toda esa mochila de prejuicios y expectativas ajenas desaparece, y no queda más que el desafío y los deseos de uno mismo de cambiar, de CRECER.

La Felicidad

Si hablamos de la felicidad ligada a la ley, podemos decir que es un derecho de todo ciudadano, porque la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad son innegables. Es decir que todos nosotros tenemos el derecho y casi la obligación de ser felices no?

El problema que tenemos los humanos es el de encontrarnos SIEMPRE a una cierta distancia de esta, tan buscada, felicidad. ¿Por qué siempre existe esta distancia y nunca sentimos que llegamos a ella? La respuesta no es nada fácil, pero tiene que ver con dos razones, en primer lugar con que siempre queremos aquello a lo que todavía no pudimos llegar; y en segundo lugar porque la felicidad no es constante. En mi opinión cuando hablamos de felicidad no hablamos de “una vida feliz”, sino que nos referimos a “momentos felices”, y justamente como no nos referimos a una duración de tiempo, ni siquiera registramos, durante el transcurso del acto, el momento en el cual estamos siendo felices. Después de que este momento pasó, nos damos cuenta de lo felices que fuimos y buscamos repetir el acto, y ahí es donde nos equivocamos,  es irrepetible porque jamás podría ser igual, por una parte por la simple razón de que existen miles de factores tanto externos como internos que cambian cada segundo lo que pasa y el segundo motivo tiene que ver con que aquel hecho que nos hizo felices de forma inesperada ahora lo buscamos desesperadamente, por lo que deja de ser inesperado, transformándose en nuestro próximo y “lejano” objetivo para encontrar la felicidad.

“Creo que todo es cuestión de actitud”

Joaquín Darquier es un adolescente de 19 años que hoy vuelve a vivir a Cipolletti, su ciudad natal, tras haber enfrentado un cáncer del ...